Deténgase y Descanse
12.02.2014 19:29Deténgase y Descanse
-Por Marlene Dorigoni-
Estar cansado no es debilidad. No es una falta. Tampoco es pecado. Todos necesitamos detenernos en algún momento de la vida (o en varios, periódicamente.
El cansancio es un síntoma, tal como lo es un dolor de estómago, de que algo no está funcionando bien, de que hemos exigido nuestro cuerpo, alma o espíritu más allá de los límites que Dios ha dispuesto…y estamos cosechando las consecuencias.
Por otro lado, el cansancio es también un mensaje. El cuerpo, el alma, el espíritu nos dice claramente: “Necesitas detenerte”.
El cansancio es una característica humana. De algún modo, por las razones que fueran, todos los factores que actúan para mantenernos con energía de pronto se detienen… o dejan de funcionar: el ser entero se pone en estado de alerta y concentra las pocas fuerzas que quedan en sobrevivir, y bajan su ritmo a lo mínimo indispensable.
Cuando percibimos esto, es el momento tiempo de bajar la velocidad y parar. Es tiempo de descansar, tomarse un tiempo y orar.
Jesús también lo necesitó.
En su tiempo de estancia sobre esta tierra él mismo estuvo sujeto al mismo tipo de presiones y desgaste que cualquier otro ser humano (Fil 2:5-8)
Ahora bien, ¿cómo manejó él el cansancio y las presiones? ¿En qué situaciones consideró conveniente detenerse?
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