Reflexiones

05.02.2014 17:47

 Marta y María: Dos modelos de relación con Dios 

-Por Angélica Alegre Permuy-

Pensamientos  surgidos de la meditación del pasaje: Lucas 10:38-42 (NTV)

38 Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa.

39 Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas.

40 Pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Se acercó a Jesús y le dijo: —Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.

41 Pero el Señor le dijo: —Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles!

42 Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.”

Versículo 38: Cuando Jesús entró en la casa de Marta y María, la Escritura nos dice que fue Marta quien lo hospedó.

En el  versículo siguiente, el relato señala a María sentada a los pies del Maestro, escuchándolo hablar, y a Marta “afanada –distraída- en los muchos quehaceres o preparativos”. Esta última finalmente reclama a Jesús que increpe a su hermana para que la ayude.  Jesús, por su lado, y,  sin ningún tipo de miramientos le responde que: “María ha elegido la mejor parte y nadie se la va a quitar”.

Marta es, sin dudas, la figura del activismo dentro de las congregaciones religiosas. Siempre hay demasiado para hacer, siempre otra cosa más,  siempre falta algo…y siempre hay alguien dispuesto a justificar el exceso de actividad como la “manera correcta” de servir a Dios. Puedo imaginar a Marta yendo y viniendo con el ceño fruncido pasando delante de Jesús  sin siquiera mirarlo. ¿No pasa acaso en nuestras comunidades de fe hoy en día? ¿No se manejan mas como una ONG (no refiriéndome con esto a la figura legal) que como los que han sido llamados a estar a los pies de Jesús?

Por otro lado, Marta se muestra como la víctima: la pobre mujer agobiada por la falta de ayuda, y es inevitable que me pregunte: …si Jesús la hubiera invitado, ¿se habría sentado a sus pies? La plena verdad es que,  la mayoría de las veces estas personas que no pueden frenar su activismo frenético están llenas de auto conmiseración porque siempre “les toca” hacer lo que los otros no hacen pero, a su vez  en el fondo tampoco están dispuestos a descansar y ser ministrados por el Maestro...

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